Visión y Proposito



Nuestra visión y propósito, en perfecta obediencia al mandato de Jesús Nuestro Señor de "DISCERNIR LOS SIGNOS Y SEÑALES DE LOS TIEMPOS", es el difundir los Mensajes que para este tiempo final, Dios Padre esta recordando y explicitando a su Iglesia y al mundo a través de sus dos Ungidos y Testigos, es decir, los CORAZONES UNIDOS Y TRIUNFANTES DE JESÚS Y MARÍA, y así poder contribuir con su plan en el llamado y preparación de los DISCÍPULOS DEL FIN DE LOS TIEMPOS.


En cuanto a las Revelaciones y Profecías Privadas, que se publica en este Blog, en virtud de la derogación de los cánones 1399 y 2318 del Código de Derecho Canónico y de la vigencia del Decreto del Papa Urbano VIII, SOLO AL SANTO MAGISTERIO DE LA IGLESIA CATÓLICA, APOSTÓLICA Y ROMANA le corresponde determinar sus AUTENTICIDAD Y CARÁCTER SOBRENATURAL, a cuya decisión final dócilmente nos sometemos, sin olvidar, a San Pablo que nos exhorta: " No despreciéis las profecías; examinadlo todo y quedaos con lo bueno" 1ra. de Tesalonicenses 5;20 y San Juan Evangelista que nos profetiza: " Pero cuando EL, el Espíritu de la verdad, venga, os guiará a toda la verdad,...... y os hará saber lo que habrá de venir." Jn 16;13.

Sin embargo, ya que, la Iglesia no objeta en principio el difundir estas revelaciones privadas, mientras se las estudia por su contenido y frutos, esperamos que no se las busque por la sola satisfacción de la curiosidad, sino por un deseo VERDADERO DE CONVERSIÓN Y SALVACIÓN para el Alma, traducido en la realización de obras de Misericordia Concretas.

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jueves, 20 de octubre de 2011

Yo Jesús os hablo "...Los Mensajes deben leerse con el alma limpia de rencillas y odios, pero leéis los mensajes solo por curiosidad o por ver si digo cosas morbosas..."

A un sacerdote no lo puede sustituir nadie, porque ellos llevan impresos en su ordenación la gracia de estado para dirigir almas según Mis criterios

A cada cosa su lugar. Yo, Jesús, os hablo. Hijos Míos, vosotros tenéis un sabio refrán que dice: zapatero a tus zapatos y Yo os digo más o menos lo mismo con estas palabras, a cada cosa su lugar, ni más, ni menos. Yo, Jesús, os hablo.

Hoy todo el mundo pretende saber más de lo que está preparado o de lo que ha estudiado. Hoy todo el mundo se cree que sabe dar consejos y eso no es así, porque el abogado dará consejos de leyes y el médico de medicina, y Mis sacerdotes sabrán dar consejos para guiar a las almas hacia el Cielo, hablo de los verdaderos sacerdotes, fieles a su ministerio.

A un sacerdote no lo pueden sustituir ni un medico, ni un abogado, ni un juez, ni nadie, porque ellos llevan impresos en su ordenación la gracia de estado, para dirigir acertadamente almas según Mis criterios, no según los criterios del mundo. De ahí, que hoy en día haya tanta confusión entre las almas, porque todo el mundo se cree con el don de consejo y aconseja cosas que no siempre son de Mi Santo Espíritu.

Hijos, Yo a Mis sacerdotes cuando de guiar a un alma se trata le doy las luces y gracias necesarias para que lo haga en condiciones, pero insisto, hablo de los sacerdotes buenos y rectos, de los sacerdotes en Comunión Conmigo, no de los que se han mundanizado o contaminado, por eso, quien necesite consejos espirituales que acuda a quienes están preparados para ello y no a cualquier otra persona, que si bien dar consejos todo el mundo lo hace, se quedan en consejos que no son de Mi Espíritu sino en el plano humano, o mundano, no en el plano espiritual. Yo, Jesús, os hablo.

Hijos Míos, os digo todo lo necesario para que no erréis, para que caminéis rectamente sin obstáculos y sin esfuerzo por Mis sendas, pero leéis los mensajes y los guardáis hasta el próximo comunicado, (los leéis) solo por curiosidad o por ver si digo cosas morbosas. Hijos, debéis ser más sencillos, y tener unas disposiciones más en consonancia Conmigo, porque Mis mensajes no son noticias de un periódico que trata de conseguir lectores, Mis mensajes son comunicados para ayudaros fácilmente a caminar hacia Mí. Yo, Jesús, os hablo. Mi paz sea a todo aquel que leyendo este mensaje lo pone en práctica.


Los mensajes no se deben leer como si fueran cartas, deben leerse con el alma limpia de rencillas y odios, con santas disposiciones

Todo está anunciado. Yo, Jesús, os hablo.

Todo lo que vais a padecer está anunciado, todo lo que pasareis, está anunciado, todo se os ha dicho en sucesivas ocasiones por diferentes instrumentos, para que nada os venga de sorpresa, ni os pille desprevenidos. Yo, Jesús, os hablo.

Pero hijos, aunque todo está anunciado, muchas cosas no las entendéis y por eso los mensajes lo mismo que el Evangelio, debéis leerlo pidiendo luz a Mi Santo Espíritu y debéis pedir ayuda a vuestro Santo Ángel de la Guarda. Todo está anunciado, pero también anunció el Cielo Mi primera venida como Mesías y cuando llegó la hora ni siquiera el pueblo escogido lo entendió, solo unos cuantos. Y en el momento de Mi prendimiento, Mis apóstoles que Me amaban tampoco lo entendieron, a pesar de que Yo ya se lo había anunciado.

Así va a volver a pasar de nuevo, porque muchos os quedáis en la letra y no profundizáis, y no lo constatáis a la luz de Mi Santo Espíritu y llega lo anunciado y sucumbís porque no habéis entendido lo que se os ha dicho. Yo, Jesús, os hablo.

Hijos, los mensajes no se deben leer como si fueran cartas, deben leerse en espíritu de oración, con el alma limpia de rencillas y odios, con santas disposiciones, preguntándome ¿qué quieres Señor decirme? Y pidiendo ayuda a Mi Santo Espíritu para que os abra los ojos del alma y os de el don de entendimiento. Yo, Jesús, os hablo.

Todo, hijos Míos, está anunciado. Unas veces simbólicamente, otras más claro, otras en profecías, otras en hechos concretos, pero todo está anunciado. Así que leed con los ojos del alma y, recordad después en los momentos en que se cumplan las profecías, que el Cielo os avisó una y otra vez y que lo que venga ya estaba anunciado. Pero hijos, que nos os sirva el anuncio de determinados eventos para crear en vosotros pánico, porque Yo Soy el Buen Pastor que da la vida por Sus ovejas y, cuido de ellas con Mi Propia Sangre, que se derrama en el Sacrificio Eucarístico por todos vosotros. Yo, Jesús, os hablo y os aviso. Mi paz esté con todos vosotros.

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